miércoles, 24 de agosto de 2011

Se Vende Parte 2


Tomé uno de los montones de papeles y pasé la vista sobre la hoja, sin leerla en absoluto, después todo fue un vertiginoso remolino de palabras, unos minutos en los que escuché "Firme aquí, aquí y por favor también aquí, una firma más aquí por favor y ahora solamente una cosita más, debo obtener un poco de su sangre, es un procedimiento necesario y le prometo que prácticamente no dolerá", extendí la mano y obtuvo una gota de sangre que puso sobre la esquina de uno de los documentos; con una maestría excepcional terminó antes de que me diera cuenta del dolor, que a pesar de todo no era fuerte, haciendo honor a su promesa.
 -¡Bien, pues con esto ya está todo listo!, ha sido un placer hacer negocio con usted, no sé si tenga alguna duda antes de que me tenga que ir. - dijo mientras volvía a acomodar todo dentro de su gran portafolios, el cual en estos momentos me parecía aún más inmenso que antes, y haciendo esto me miraba con una sonrisa que dejaba ver su poco disimulada alegría.
-Bueno la verdad es que aún tengo una duda, puede ser que en verdad disfrute coleccionar cosas pero ¿por que almas? ¿cómo las conserva? ¿de qué le sirven?, sé que quizás hace unos minutos no me pudo responder por que podría haberme negado a aceptar el trato, pero ahora usted tiene los documentos donde se muestra que he aceptado y no puedo dar marcha atrás, por favor explíqueme.
Se acomodó nuevamente, ya que al parecer se hundía paulatinamente en el gran sillón y tenía que asegurarse de no ser engullido por los grandes cojines, por lo que debía enderezarse constantemente.
-Efectivamente - tosió - si yo le hubiera dicho probablemente no hubiera cerrado el trato, lo he engañado y no me disculpo, pues es lo que he venido haciendo desde hace tanto tiempo que he perdido la cuenta, a fin de cuentas esa es mi labor, ser el engañador, pero respondiendo a su duda, a mí me interesa su alma por que de aquí en adelante tendrá todo el dinero que quiera, las cosas que quiera y tendrá todo lo que materialmente desee; sin embargo eso le hará perder el sueño, por miedo a todos aquellos que lo persigan a causa de su riqueza, que se la quieran quitar a costa de su vida, y aún su propia ambición lo orillará a desconfiar de todos y de todo, puede ver esas situaciones como los intereses en este negocio, verá cómo se destruye su familia, la felicidad pasará a ser parte del pasado, aquí es donde obtengo mis ganancias reales, porque yo he comprado su alma, pero este deseo de obtener su fortuna se apoderará de aquellos que han vivido cerca de usted, crecerá el odio entre sus amigos y familiares... y al final también sus almas será mías. -mirándome lascivamente sonrió - ¿verdad que al final no parece tan mal negocio?
-Pues al parecer no lo es, pero ¿qué pasa si por alguna razón se mantiene la paz en la familia y todos se quieren?¿no saldría perdiendo usted?
Una vez más se carcajeó de esa manera que comenzaba a serme molesta:
-¡Señor pero qué dice usted!, tal ser humano no existe ni existirá, a no ser que viniese de nuevo el Jesús de la Biblia, o mínimo renaciera un alma como la de Job, ahora, con su permiso - dijo mientras tomaba su portafolios y se levantaba para dirigirse a la puerta- debo irme.
No me pude levantar, ni objetar nada más, sólo oí la puerta cerrarse tras de mí, para a partir de ahí comenzar a vivir todo lo que él predijo; ahora que recuerdo todo esto, confirmo que él es un negociador nato, el engañador por excelencia sin lugar a dudas.
En estos momentos me encuentro esperando mi fin, dentro de la mansión comprada con la sangre de mi familia, de mis amigos y de la gente que quería en otro tiempo, todo ocurrió tal como me lo dijo esa tarde mi visitante: la codicia el odio y al rencor se hicieron parte de mi vida, la desconfianza me fue carcomiendo hasta que fui solo un fragmento de lo que antes era, ahora sólo quedo yo y una servidumbre que hoy se ha amotinado para saquear mi casa, para vaciar mis arcas aprovechando mi soledad, mi hora ha llegado y no pienso poner resistencia, oigo sus pisadas en el pasillo, al final el único que permaneció fiel fue mi mayordomo, que descansa en paz bocabajo en el patio delante de esta ventana donde espero a mis asesinos, lo único que deseo ahora es que el Comprador de almas se acuerde de esa promesa que me hizo hace tantos años: "le prometo que prácticamente no dolerá."

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